Mitos sobre la Pareja. Parte II

Tal y como anunciamos en el post anterior el siguiente artículo tratará de los mitos sobre las relaciones de pareja que se nos presentan de forma más frecuente en las sesiones de terapia de pareja. Estos mitos dificultan y perjudican las relaciones, por eso es tan importante aprender que no son reales y que no son reglas por las cuales hemos de regir nuestras relaciones amorosas.

 

 

MITO 13. “El matrimonio puede realizar todos nuestros sueños”

Este mito está relacionado con el mito del amor romántico, pero además le añade la “necesidad” del otro, si no se vive en pareja no valen de nada el resto de los éxitos profesionales y personales, u otras relaciones importantes.

Un buen matrimonio es muy deseable y ayuda a tener una vida plena, pero no es imprescindible. La idea de que el matrimonio lo es “todo” genera mucho sufrimiento innecesario.

MITO 14. “Los que aman de verdad adivinan lo que el otro piensa y siente”

Nuevamente este mito se relaciona con el del “amor romántico”. Da por hecho que la compatibilidad supone “compartir una sola mente”, “estar en la misma onda”.

Hay algo de verdad en que las personas que comparten algún tipo de intimidad (pareja, amigos, colegas) a veces se entienden sin palabras y perciben los pensamientos y sentimientos del otro, la palabra clave es “a veces”.

Esto sirve también para el matrimonio, es necesario comunicar con sensibilidad lo que quiero, lo que me gusta y lo que creo que el otro piensa para poder tener una buena relación. No leer la mente ni esperar que el otro nos la lea nos da una gran claridad y respeto en la relación.

MITO 15. “Un matrimonio infeliz es mejor que un hogar roto”

Un matrimonio infeliz es una dura prueba que a veces se mantiene por razones que nada tienen que ver con el amor y el cuidado que se encuentran en una buena pareja. Hay muchos motivos de tipo económico, social, religioso, o por miedo a la soledad, por los hijos, etc. por los que puede merecer la pena mantener un pareja relativamente infeliz. Para ello, rebajar expectativas y exigencias exageradas sobre la pareja puede ayudar a reparar una relación deteriorada, pero hay que considerar que, a veces, es mejor una buena separación que una mala vida en común.

Considerar la felicidad personal por encima de otros aspectos y separarse solamente porque “no se siente lo mismo” puede ser un error; pero seguir en una relación de sufrimiento o pelea constante, es también un error.

Lo que hace más desgraciados a los hijos no es el hecho de que sus padres estén juntos o no, sino las peleas y discusiones que tienen. Cuando se piensa en el divorcio, hay que tener en cuenta que, a veces, las peleas se prolongan más allá de la separación y se pueden hacer más duras, con lo que el perjuicio a los hijos continúa y se puede incrementar.

MITO 16. “Las aspiraciones laborales del marido están por encima de las de la mujer”

Es asunto de cada pareja valorar qué prioridad se le asignan a las exigencias del trabajo de cada uno de ellos, no se trata de imponer sino de negociar teniendo en cuenta las necesidades individuales y las de la familia.

Si una pareja funciona bien y ambos están de acuerdo en posiciones desiguales, tampoco hay que cambiar en aras de una igualdad mal entendida.

MITO 17. “Si tu pareja te quiere dejar, agárrate y lucha”

Si uno de los miembros de la pareja quiere dejarlo pero se queda por temor, lástima, dinero o culpa ¿qué clase de relación queda?

La resistencia a dejar que la pareja se vaya puede impedir que lo haga pero es una victoria envenenada. Aunque es valiente luchar por la pareja esto sólo compensa cuando hay dos para hacerlo. No es conveniente permanecer en un lugar donde uno solamente es tolerado o soportado.

MITO 18. “Un amor muerto se puede revivir a veces”

Si queda algo de afecto o comprensión, o al menos un rastro de compañerismo es lógico que se intente evitar el divorcio. Sin embargo, si hay desprecio y todo lo que hace el otro causa enfado, permanecer en la relación sólo acarreará dolor

Muchas relaciones desapacibles se mantienen porque sus miembros se apegan por razones que no tienen nada que ver con el amor y la buena comunicación. Por ejemplo, miedo a la opinión de familiares y amigos, presiones económicas, miedo a la soledad, etc. Es preciso analizar si estas razones son suficientes para mantener una relación en la que no hay amor.

 

MITO 19. “La competencia estimula el matrimonio”

La competencia disminuye la reciprocidad, los esfuerzos conjuntos y las metas comunes que son la base de un matrimonio. En las relaciones competitivas se lucha por el liderazgo y entonces desaparece el compañerismo.

Si hay competencia, cada uno trata de demostrar al otro que es mejor en el trabajo, con los amigos, e incluso que le supera en el cariño de los hijos. La pelea es continua y cada uno insiste en sus derechos, con lo cual no hay coalición ni se buscan soluciones cooperativas cuando surgen desacuerdos, cada uno intenta ganar en todas las situaciones.

MITO 20. “Debes transformar a tu pareja en alguien mejor”

Si a uno no le gusta la persona con la que va a casarse, es poco probable que le guste después de hacerlo. Y, aún peor, si se consigue que el otro cambie a la fuerza, surgirá el rencor asociado a la presión para un cambio que no se desea. Una cosa son los reajustes y adaptaciones necesarias en toda vida de pareja y otra las exigencias de cambio.

MITO 21. “Los opuestos se atraen y se complementan”

Los polos opuestos se atraen porque las diferencias les parecen divertidas e interesantes, sobre todo durante la primera etapa del romance, a largo plazo lo que antes agradaba puede resultar incompatible con las preferencias propias. Por ejemplo, una persona muy formal puede verse atraída por otra menos convencional, pero después de los años esa diferencia puede dar lugar a graves discusiones.

Algunas diferencias pueden enriquecer la relación, si no son muy importantes.

Surgen problemas serios cuando los valores no son compartidos, pero también pueden surgir si las preferencias sobre el ocio y el tiempo libre son siempre incompatibles.

MITO 22. “Las parejas no deben revelar sus problemas a extraños”

La idea de que lo que sucede en la pareja no debe comentarse con nadie porque es una traición a la relación puede impedir que una pareja con dificultades encuentre solución a sus problemas, e incluso que los relativice y aprenda a tolerar las dificultades de toda vida en común.

Consultar con un profesional puede salvar una buena relación si ambos están interesados en ello.

Consultar todas las decisiones de la pareja con la familia de origen puede impedir que la pareja se constituya como ente independiente.

MITO 23. “No tenga sexo estando enfadado”

Pensar que todas las relaciones sexuales de la pareja deben ser siempre una unión especial y maravillosa, símbolo del amor que se profesan es absurdo. Sería como comer siempre en un restaurante de cinco tenedores. A veces un bocadillo es tan satisfactorio y nos ayuda a estar alimentados y felices. Con el sexo es igual, un encuentro sexual rápido y agradable no necesita velas, flores y poesía, a veces es más satisfactorio.

Las parejas que aprenden a disfrutar de una variedad de actividad sexual del tipo: sexo amoroso, sexo erótico, sexo lujurioso, sexo juguetón, etc… suelen tener menos conflictos y estar más unidos.

Cuando estamos enfadados, podemos tener ganas de castigar al otro y nos podemos negar a hacer el amor; pero hay que tener en cuenta que después de una relación sexual los problemas se ven con otra perspectiva emocional y aquello por lo que discutíamos pierde gran parte de su sentido.

MITO 24. “Confórmese con lo que tenga”

Todas las parejas necesitan adaptarse y aprender a tolerar pequeños inconvenientes. Las expectativas románticas inalcanzables impiden disfrutar de una relación amorosa en la vida real. Pero sí se puede mejorar una relación de pareja, y es gratificante hacerlo. Si es preciso, hay que contar con la ayuda de un profesional.

Si crees que tu relación de la pareja está afectada por alguno de estos mitos pide ayuda y consulta con uno de nuestros psicólogos online especialista en terapia de pareja. ¡La primera visita es gratuita!

 

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