Los celos forman parte del repertorio emocional de todas las personas. Su origen es un deseo desmedido por poseer algo de forma exclusiva, de uno y de nadie más, y a los que subyace la infidelidad (real o imaginaria) de la persona que uno ama. El problema surge cuando una persona empieza a sufrirlos de forma intensificada y desmedida.
En cierta medida los celos son una emoción adaptativa, así la existencia de celos puede considerarse normal entre la población general; son reacciones emocionales que pueden indicar cierto interés y amor que uno siente hacia la pareja, evolutivamente aseguran la estabilidad, la fidelidad y seguridad para el mantenimiento y crianza de los hijos o de posible descendencia.
Se observó en el estudio comunitario de Mullen y Martín (1991) (N=351), el 40% de los sujetos afirmaron haber sufrido celos injustificados en algún momento de sus vidas y e1 46% los vieron inevitables cuando una persona ama de verdad a otra.
Sin embago, cuando entramos en una situación en la cual la persona exagera, aumenta o imagina que le pueden engañar o conquistar a su pareja, se entra en un estado patológico que los psicólogos y psiquiatras definimos como celotipia o Síndrome de Otelo en recuerdo del clásico personaje shakespererano y su tragedia. El síntoma central del trastorno es la convicción de infidelidad de la pareja o la posibilidad que esta nos sea infiel. La celotipia se conoce desde siempre con distintas denominaciones: celotipia paranoide, celotipia morbosa, síndrome de celotipia erótica. Se acostumbra a dar en la tercera o cuarte década de la vida. La persona que entra en ese estado llegan a tener en un sufrimiento continuo que se acentúa en contactos sociales de su pareja, fiestas, salidas, compañeros/as de trabajo, llamadas al móvil, mensajes de WhatsApp… de antiguos amigos o compañeros. La idea de ser engañado o perder a la pareja se vuelve el núcleo del conflicto que determina su sufrimiento personal. Esfuerzos por debatirla inútilmente, actitudes de evasión o resignación, aumento de irritabilidad con la pareja, exigencias de control, generalmente desarrollan modalidades peregrinas y a veces absurdas de vigilancia, de gente con la que se relaciona con su pareja, control de redes sociales, sociales: facebook, twitter, llamadas al móvil y whatsApp, que repercuten en la pareja de forma de presión exagerada y a veces cruel, ya que suelen recurrir en medio del ataque celotípico a la amenaza e incluso violencia verbal, con episodios de reflexión de arrepentimiento y aumento de sentimientos de culpa que determinan a veces estados depresivos importantes y de evitación del contacto con la pareja o las relaciones sociales para no sufrir en los estados más extremos.
En la mayoría de los casos la persona que sufre los celos busca consulta bajo la presión de la pareja que se ve desbordada y asediada por su reacciones extremas, ya que cuando la sintomatología se va haciendo más evidente entran en juego mecanismos de negación y minimización, así que es importante en esos casos que los familiares o pareja aconsejen y consigan movilizar al celotípico a buscar remedio en un profesional que pueda parar y atajar el conflicto personal. Los tratamientos psicológicos eficaces se apoyan en técnicas cognitivo conductuales utilizando diferentes herramientas como:
Técnicas conductuales
Exposición en vivo
Prevención de respuesta
Parada de pensamiento
Saciación
>Relajación y respiración diafragmática
Técnicas cognitivas
Reestructuración cognitiva
Terapia racional-emotiva
También es aconsejable en muchos casos una terapia de pareja como complemento a la individual.
Si tu o tu pareja sufrís celos, ahora podéis recibir ayuda psicológica cómodamente desde casa a través de Skype. Entrad en mi perfil de eStabilitas y reservad una sesión, estaré encantado de ayudaros.
Artículo escrito por el Psicólogo Ferran Martínez Gómez